EL CASTIGO SIN VENGANZA - LOPE DE VEGA

 



   El Castigo sin venganza (1631) es uno de los dramas más perfectos de Lope de Vega. Para su composición, Lope tomó la esencia del argumento de fuentes literarias italianas que llegaron a España traducidas del francés; es un buen ejemplo de cómo los temas circulan por toda Europa más allá de las fronteras lingüísticas. Recrea hechos que realmente ocurrieron en Ferrara, Italia, a mediados del siglo XV.

  Centrándonos en el núcleo de la historia y tema principal, se podría decir que recae en la relación amorosa del joven Federico y la hermosa Casandra (desdichados ellos sin quererlo). Casandra, joven y atractiva, es la esposa del padre de Federico (el conde), siendo esta su madrastra. Federico se enamorará de Casandra desconociendo, en un principio, quién realmente ella era. Esto causará un trágico y fatídico final, inevitable.

   Algo que me resultó curioso es el constante enfrentamiento entre imaginación y entendimiento.  El gran contraste entre lo racional y lo imaginado causa en Federico confusión, ya que no logra entender la loca pasión que le aborda (el amor):

FEDERICO: ¡Qué necia imaginación!(...)
cosas imagina un hombre
que al más abrasado enfermo
con frenesí, no pudieran
llegar a su entendimiento      935

Precisamente no será la razón la que le permita encontrar respuestas, sino la libertad del pensamiento (quizá Lope quería mostrar con esto una reflexión filosófica contra la corriente racionalista que comenzaba a despertar):

FEDERICO: pero yo, ¿qué culpa tengo,
pues el pensamiento es libre?      982

   Federico, ante la imposibilidad de comprender su pensamiento, opta por el camino de no entenderlos, dejando su mente volar libre. Su amor es tan intenso, tan fuerte e inexplicable que la razón nunca va poder darle respuestas, solamente podrán hacerlo sus sentidos y sus sentimientos, alejados de la razón. Quizá, nos esté dando a entender que lo que realmente rige al ser no es la razón, sino el sentimiento y el libre albedrío.  
 
  Con Casandra ocurre algo similar, pero en paralelo a la conducta y sentimientos de Federico. Casandra reconoce que la pasión tan extrema y fuerte que siente no puede seguir así y necesita deshacerse de ella:

CASANDRA: mayor fuera mi desatino
si diera puerta a tan loca      1575
pasión.

      Pero ella cree, pues se aferra a la Iglesia, de que lo que está haciendo es un pecado y por ello trata de comunicarse con Dios, aunque se excusa en que tan solo es un pensamiento y no una acto. Ambos personajes se sienten dominados por los sentidos y es algo inexplicable para ellos. Se entregarán mutuamente en secreto bajo la idea de libertad de pensamiento y  reconociendo su pecado, aunque será justificado con el amor. Claramente, los sentimientos triunfan por encima de la razón. 

   Siguiendo este hilo pasional, el Conde tampoco se guiará a través de la razón, pues para descubrir la infidelidad de su esposa y la traición de su hijo lo hará a través de las pruebas que le ofrecen los sentidos: lo que ve y escucha:

DUQUE: ni esto a información me obliga,
que mal que el honor estraga,
no es menester que se haga,      2550
porque basta que se diga.

   Toda la obra está dominada por la fuerza de los sentidos y la capacidad que tienen éstos para controlar a un personaje. Todos se dejan llevar por ellos hasta construir un final, ideado por el Conde ya que los sentidos no le han engañado en ningún momento. El Conde se dispondrá a realizar el castigo de manera que "no se infame mi nombre" y que no se haga pública su venganza (privada) ni su castigo (público). Para hacerlo, se apoyará en la razón que a ambos amantes (Federico y Casandra) les faltó, y maquinará todo el final como si del mismo Lope se tratase. 

   El castigo será perfecto: no se verá agraviado su honor públicamente y él no tendrá ni que manchar su espada en ninguno de los dos cuerpos; realmente es un gran acierto de Lope el hecho de que consiga, sin dañar el criterio de verosimilitud, que el "inventor" de la "invención" haga justicia pública sin que mate directamente a los amantes. Consigue preservar su honor. El castigo no es venganza pública porque la causa del castigo es la rebelión de un hijo que quiere romper el orden social:

DUQUE: pagó la maldad que hizo
por heredarme.
     3017

Pero privadamente, sí existe venganza. El Duque no hace más que justificar sus actos, esto es lo que le delata, sobre todo cuando se justifica con Dios, pero temiéndole. A partir de aquí, la proyección social que dan los hechos es fruto de la "genial invención", ésta le permite salvar su honor públicamente, haciendo que el castigo no sea venganza ante los ojos del público. El análisis hecho demuestra que sí hay venganza tanto privada como pública; la original forma de disponer los hechos es lo que evita la sensación de venganza y sí la presencia de la idea de justicia. Hay venganza privada y pública porque su honor es agraviado desde ambos planos. La idea de administrar justicia ante la autoridad divina y ante la sociedad no son más que fruto del gran plan ideado por el Duque.

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