ÉGLOGA I - GARCILASO

 


       Me es inevitable sufrir al leer las églogas de Garcilaso. Amor, dolor, melancolía, soledad... Todo ello en el entorno de un bello paisaje idealizado, alejado del mundanal ruido, donde dos pastorcillos se funden con la naturaleza para mostrar su pesar. 

       Antes de sumergirnos en la tinta de Garcilaso, debemos saber dónde nos encontramos exactamente. Estamos en el siglo XVI, pleno Renacimiento, periodo en el que los artistas realizan una relectura de lo clásico (Grecia y Roma) siendo el hombre el principal punto de partida, colocado en el centro del universo (antropocentrismo, humanismo). 

     La lírica renacentista destaca por seguir el modelo marcado en Italia por Petrarca. La poesía, en términos generales, constituye una expresión amorosa hacia una dama ideal, divinizada, con cánones asignados perfectos (donna angelicata), lo que va a suponer un amor casi imposible, doloroso y ardiente al mismo tiempo, ya que la amada es un ser inalcanzable.

     Centrándonos en la Égloga I se observa que hay un claro predominio del sentimiento del amor frustrado por parte de los dos personajes principales: Salicio y Nemoroso. Por otro lado, la naturaleza juega un papel muy importante pues a través de las distintas descripciones del paisaje podemos averiguar los sentimientos de los pastores. Cuando Salicio muestra su amor hacia Galatea el campo está silencioso, el monte le agrada y podemos notar que el lugar donde se encentra es acogedor. Es a partir de la tercera estancia cuando su lamento incrementa por la frialdad de su amada. Aparee el tópico ubi sunt y constantes contrastes entre los sentimientos como el ardor y el frío y preciosas metáforas:

¡Oh más dura que mármol mis quejas,

y al encendido fuego en que me quemo

más helada que nieve, Galatea!

OBRAS COMPLETAS DE GARCILASO - T.NAVARRO - PÁG. 5

ieve, Galatea!

    Por otro lado, estará presente en numerosas ocasiones el tópico locus amoenus haciendo referencia a la naturaleza compasiva que consuela a los pastores y les escucha y constantes alusiones a la mitología clásica como el mito de Orfeo y Eurídice pues, como anteriormente indicamos, era muy común echar la vista atrás e inspirarse en los grandes autores como en Ovidio con su Metamorfosis: 

   Tú sola contra mí te endureciste,

los ojos aun siquiera no volviendo

a lo que tú heciste. 

OBRAS COMPLETAS DE GARCILASO - T.NAVARRO - PÁG. 15


      No podemos olvidarnos del dolor que a menudo parece volverse dulce y casi placentero como el que siente Nemoroso con la muerte de Elisa pues, al recordarla, sus ojos se humedecen y su corazón se estremece, porque la añora y la ama al mismo tiempo:

Tengo una parte aquí de tus cabellos

Elisa, envueltos en un blanco paño,

que nunca de mi seno se me apartan;

descójolos, y de un dolor tamaño

enternecerme siento, que sobre ellos

nunca mis ojos de llorar se hartan.

OBRAS COMPLETAS DE GARCILASO - T.NAVARRO - PÁG. 21


        Cabe destacar una rica adjetivación presente en toda la égloga y tanto los adjetivos como los sustantivos se emplean para "pintar" el paisaje que se está describiendo y también para darle un mayor realismo: las aguas son puras cristalinas; verde prado de fresca sombra lleno; corazón malvado... Además de está sensación visual que nos ofrece Garcilaso con sus minuciosas descripciones, también encontramos sensaciones auditivas muy agradables: aves que aquí sembráis vuestras querellas. El predominio del sonido "s" nos sugiere un murmullo agradable que se puede relacionar con el cantar de los pajarillos. 

      Finalmente podemos concluir indicando que ambos pastores representan a Garcilaso quien se sirve de la voz de los dos personajes para expresar sus emociones.



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